Cuando Trabajas por Amor



Estaba cerca de la torre Polar que queda en Plaza Venezuela en Caracas y me hizo recordar a una de mis primeras experiencias de trabajo que tuve, también me hizo recordar que no sé qué le ven a la cerveza.

Recuerdo también el motivo que me hizo trabajar por esa zona, tan llena de prostitutas.         




Una amiga me invita a la playa con los compañeros de trabajo de su hermana (la mujer de mis sueños a los 19 años)

En el paseo, sus compañeros de trabajo me sugieren que vaya a una entrevista para trabajar en ese mismo lugar.





No saben lo poco que me importaba trabajar ahí y lo mucho que me motivaba trabajar con ella, con la hermana de mi amiga, las mujeres pueden hacer lo que quieran con un “hombre de 19 años”.

Hago un mini taller para empezar el trabajo, el cual trataba de vender tarjetas de descuentos a viajeros.

No voy a entrar en detalle del producto pero debo confesar al día de hoy, no se sí ese trabajo era legal o sí esas tarjetas realmente funcionaban. Lo que sí tenía claro es que no me gustaba para nada el trabajo.

Es ese tipo de trabajo donde destacan ese tipo de personas que hablan mucho y suelen hacer poco, sumado a mi poca experiencia laboral era un condimento que no funcionaba para mí.

Decepciòn


Lo que sí funcionaba era verla a ella todo los días. Sólo verla porque ya dentro del trabajo me entero que tiene novio y trabaja ahí ¿Que mierdas hago aquí?

Al 3er día de trabajo sucede algo memorable no para bien en el país en donde vivo, ya que se da un apagón en todo el país generando que todo colapsara incluyendo el transporte público.

Nos tocó caminar mucho hasta que el metro abriera y todo ese descontrol me permitió pensar en 2 cosas;

1    1. Puedo caminar desde plaza Venezuela hasta Capitolio y me siento bien y no me he desmayado.

Mentira, realmente pensaba en dejar el trabajo, pero no quería irme sin sacar provecho a estar ahí y es por eso que me surgía el siguiente pensamiento ¿Cómo le confieso a Claudia que me gusta?


La confesion


Ya en el metro se da la posibilidad de quedar sólo con ella, esto por todo el colapso y descontrol que se había generado, era la primera vez que estaba solo con ella, desde que la conocía.

Ella se bajaba antes que yo y yo debía bajarme en esa estación para tomar otro tren, en ese punto tenía una excusa perfecta.
Y ya estaba decidido, le iba a confesar mi amor...bueno no era Amor, le iba a confesar como se llame eso que sentia por ella.

Y así fue, ella lo tomo bien, también le confesé que no iría más al trabajo, ya no había motivos que me provocara ir al trabajo, más allá de quedar desempleado y no tener donde caerme muerto.

Sabía que no pasaría nada, pero me sentía satisfecho con la confesión.

Un tiempo más tarde, ella y yo tendríamos algo, pero esa es otra historia.

Moraleja

Siempre confiesa lo que sientes por una persona, sí lo que sientes es sincero.

Así no estarás obligado a trabajar en algo que no quieres Jeje 

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